Esta frase y otras de la misma calaña son algunos de los lemas de la Iglesia Baptista de Westboro (Kansas) compuesta toda ella por miembros de la misma familia: los Phelps. Siguiendo con su periplo por tierras estadounidenses, Jordi Évole conoce a esta peculiar familia cuya principal doctrina se basa en que todos los desastres y catástrofes que azotan a la humanidad son castigos divinos que se deben a la mera existencia de los homosexuales y a la gente que los tolera. Piquetes en funerales de soldados muertos en combate, pancartas insultantes, intransigencia religiosa y una ideología que pone los pelos de punta