Todo lo que somos –nuestras emociones, recuerdos, sueños y pensamientos– es el producto de los impulsos eléctricos de nuestras neuronas. Si pudiéramos encenderlas y apagarlas a voluntad, alcanzaríamos un conocimiento más profundo de cómo el cerebro controla nuestro comportamiento. Esto es, exactamente, lo que está logrando Gero Miesenböck, investigador de la Universidad de Oxford, mediante una técnica de la que es pionero: la optogenética.