Aina lleva más de cuatro meses secuestrada en Bolivia. La policía cree que su captor se la ha llevado para convertirla en su esposa y vivir con ella en la selva. Los investigadores esperan impacientes a que la judicatura internacional autorice su viaje a Bolivia. Esa es la única posibilidad de encontrar a Aina, aunque saben que localizar a una niña en la profundidad de la selva boliviana es como encontrar una aguja en un pajar.