En 2008, muy cerca de la Sagrada Familia de Barcelona, un indigente encuentra una maleta con un cadáver descuartizado en un contenedor de basura. Los Mossos d'Esquadra precintan la zona y registran los alrededores. Ante las miradas de los transeúntes, aparece una bolsa de deporte con más restos humanos. Cuando los investigadores intentan determinar si hay más víctimas, una pista inesperada les conduce directamente al escenario del crimen.