Nos encontramos ante el primer género musical que domina el planeta en idioma español, pero volvemos a encontrarnos con un ritmo denostado por la crítica y las generaciones anteriores. ¿Por qué volvemos a arremeter contra la música? Antonio Carmona y su hija Lucía Fernanda cantan “Tacones rojos” de Sebastián Yatra, un ejemplo de la fusión de sonidos latinos en cuyo estribillo alguien baila reguetón, aunque la canción no lo sea.
Desde aquel "Yo quiero la combi completa: chocha, culo y teta", (Daddy Yankee) hasta el éxito de Karol G, Rosalía, Bad Gyal, Becky G. o Lola Índigo. La liberación sexual y la utilización del cuerpo y el baile como símbolos de libertad y de feminismo convierten al reguetón en una reivindicación del poder femenino (“Yo vine a cambiarte las reglas del juego”, Karol G). Hoy en día, mujeres y hombres se alternan en los números uno de las listas. Mientras, Alba Reche revisita a K-Narias y a Don Omar para recordar dos de sus primeros reguetones: “No te vistas que no vas” y “Pobre diabla”.
El reguetón es un estilo musical muy vinculado al sexo, con ritmos cálidos (o calientes), letras explícitas y un baile que se mueve entre lo sensual y lo directamente sexual. El “perreo” comienza siendo una expresión clandestina para convertirse en la coreografía más popular en las discotecas, y la libertad para hacer letras que apelan directamente al sexo va superando las barreras y las censuras. El deseo sexual está en la calle, en la vida y en las discotecas, no lo ha inventado el reguetón. Pero este género llega a adultos, jóvenes y niños, y la responsabilidad del alcance de sus mensajes no es fácil de repartir entre la educación, la familia y el propio artista. Como banda sonora, Bronquio se mueve entre Paco Moreno y María Rodés para versionar a Becky G, Natti Natasha y Karol G, bailando “Sin pijama” y cantando con “Amargura”.