Paco y sus hombres están convencidos de que Don Lorenzo es el cabecilla de un grupo de militares dispuestos a dar un golpe de estado. En realidad, se trata de viejos compañeros de la mili, un tanto fachas, que no esconden su disgusto por la política actual y que utilizan un lenguaje militar para organizar una fiesta sorpresa a la que llaman “Operación Alcazar” y que pretenden que salga mejor que la del 81, año del primer golpe militar de la democracia. Paco, Lucas y Mariano están dispuestos a todo para frustrar los supuestos planes golpistas del comisario y sus amigos. Ruth está harta de que Don Lorenzo trate de disimular la relación amorosa que mantiene con ella y le da un ultimátum. El comisario le promete que comunicará a su familia que están juntos en cuanto tenga una oportunidad, que parece no llegar nunca. Mientras, la psicóloga tiene varios encontronazos con Lucas, que desprecia su trabajo y se niega a reconocer que pudiera sufrir un trauma por haber estado a punto de morir. Tras la aversión que muestran el uno por el otro, se podría esconder una apasionada atracción. Llega Perico, un sobrino adolescente de Lucas que va a trabajar en el bar de Lola. Tras un primer y embarazoso encuentro en el que el joven sorprende a la mujer de Paco desnuda tras darse una ducha, la atracción parece surgir entre ellos. Más tarde, Lola se siente muy avergonzada tras darse un pequeño beso con el joven pero Bernarda le quita importancia al asunto. Todo queda en un coqueteo inocente cuado Perico queda deslumbrado por la belleza de Sara, la hija de Lola.