En la escuela, los bullys van contra Memo. Alex, en venganza, deja de venderles “mercancía”. Pero si pierden a los clientes fresas, todo el negocio se puede venir abajo. Tenoch recluta a Memo para arreglar el problema. Mientras tanto, Alex intenta arreglar las cosas con Marifer, pero, ¿qué pasa si ahora le gusta alguien inesperado?
Invitan a la banda a una fiesta. Más de la mitad de los integrantes de la banda nunca han ido a una fiesta. Para todos es un momento de decepciones, nuevas conexiones inesperadas. Para Alex es un momento de recordar quién era antes. Solo Memo se divierte, por accidente. Pero una revelación al final de la fiesta lo puede arruinar todo.
Todo el mundo tiene que enfrentar las consecuencias de la fiesta. Memo es inesperadamente popular, pero al resto de la banda no le fue tan bien. En especial a Alex, quien ahora es el objeto de las burlas y chismes de sus compañeros. Daniela hace un último intento con Diego, ¿tendrá este amor un final de telenovela?
La maestra de inglés sospecha del grupo, así que, ¿tal vez sea momento de cerrar el negocio para siempre? En lo que deciden, Memo invita a sus amigos a su casa, para estrenar la máquina de karaoke que le acaban de regalar sus papás. A lo mejor arreglan las cosas, a lo mejor todo termina peor. Pero Memo no sospecha que para él todo va a cambiar para siempre.
Tenoch tiene un plan heroico con el que va a retirarse para siempre del tráfico de tareas: robar el examen de física, el examen rompe promedios. Para eso recluta a Memo, quien parece tener su propio plan secreto. El resto del grupo tiene que lidiar con sus problemas románticos, están peor que en telenovela juvenil. Nadie se da cuenta, pero la oscuridad los está acechando.