A Emilio le cumple el plazo para abandonar la portería y decide declararle la guerra a la comunidad. Acampa delante de la portería y, aconsejado por Carmen, demanda a la comunidad por los años que ha estado trabajando sin contrato. Comienza una guerra en la que Emilio va a contar con algunos aliados, aunque, al final, siempre lo sean por su propio interés. Carlos y Lucía siguen como pareja y descubren los celos mutuos. Lucía, ya harta de ser una mantenida, pone un sitio de masajes en la portería y contrata a un fisioterapeuta, pero, entretanto, en Natalia aflora un repentino interés por Carlos. Mauri, por su parte, va a tener que elegir entre volver con Fernando que se lo ha pedido y parece que ahora va en serio, y Diego, que ya se arrepiente de haberse casado.