La fachada del edificio aparece una mañana pintada con grafitis firmados por un tal Tornado. La policía sorprende al autor que no es otro que José Miguel. Una asistente social recomienda a Juan Cuesta que pase más tiempo con su hijo y él decide dejar la presidencia de la comunidad para dedicarse de lleno a la familia. Vicenta pasa a ser presidenta en funciones, y Andrés consigue convencerla a ella, a Marisa y a Concha para realizar varios estropicios en la comunidad y contratar a unos chapuzas conocidos para realizar los arreglos a cambio de una comisión y engañar así al seguro. Tras el fracaso del restaurante, Lucía está deprimida y se encierra en casa a comer helados. Roberto intenta, entonces, la reconciliación. A Bea la despiden de la clínica veterinaria por estar embarazada. Mauri comienza una cruzada a favor de los derechos de las embarazadas, pero en medio se cruza Rosa, la abogada de la clínica, que también resultará ser lesbiana.