Esta historia es la que, probablemente, en mejor medida proyecta cuán cerca estamos todos de convertirnos en víctimas. Si bien aquellos que creen estar en el lado opuesto de la criminalidad entienden que deben resguardarse, el mayor esfuerzo debe estar centrado en los canales de la delincuencia. Mientras no encontremos una fórmula para satisfacer adecuadamente a nuestra sociedad, estaremos creando no un escenario para la gente, sino uno para la eterna lucha entre los buenos y los malos. Un móvil caprichoso lleva a los protagonistas a participar de uno de los crímenes más horrendos y gratuitos que se conozcan en Rancagua.