Marcelo Gómez, junto a su banda, se transformaron en leyenda al protagonizar uno de los secuestros más bullados en Chile. Gómez secuestró a un grupo de empleados de una casa de cambios ilegal del centro de Santiago. Durante el asalto, se percataron que el caso había alcanzado niveles políticos y televisivos, por lo mismo las exigencias para liberar a sus victimas aumentaron.