En la primera parte de la serie "Martín, el hombre y leyenda", vemos como un joven Martín Vargas parte su inicio como boxeador, partiendo de Osorno a Santiago. Ya en la capital, conocerá a Lucío Hernández y a Mireya, donde su vida cambiará totalmente ¿Por qué?
No hay quien no recuerde, en los años 70's, cómo la promesa del boxeo chileno, Martín Vargas, en solo segundos, dejaba en el ring a su contrincante. Sin embargo, lo que parecía ser la cúspide de una exitosa carrera, se convirtió en grandes y significativos problemas, que marcarían su vida para siempre. En este capítulo, vemos cómo el descenso de Martín le juega en contra, afectando no solo su vida profesional sino también personal.
En este capítulo de Martín: El hombre y la leyenda, los problemas en la vida del boxeador se incrementarán, no solo profesional, sino también personal. Hechos que dejarán una gran herida en el alma de Martín, quien siempre soñó con ser campeón del mundo. En esta parte de la historia, Vargas queda preso por inclumplimiento de las leyes y con ello, sus sueños se desvanecen.
Martín Vargas fue, para muchos, la luz al final del tunel, en medio de los difíciles momentos, políticos y sociales, que vivía Chile en los años 70. Sus peleas se convirtieron en grandes anécdotas, que quedarán en la mente de quienes se reunían para verlo sobre el ring, noqueando a su contrincante en solo segundos y, aunque nunca cumplió su sueño a cabalidad, se convirtió en un verdadero campeón para Chile. Luego de 17 años, Vargas se subió nuevamente al cuadrilátero donde, a pesar de ser noqueado a los 43 segundos del primero round, volvió a dejar su nombre en alto, frente a un estadio repleto de fanáticos que gritaban "Pega, Martín, Pega".