Cuando un ciudadano estadounidense es asesinado en la plaza de los mariachis, la Unidad de Investigación Criminal empieza a indagar el caso por orden del Canciller ya que la víctima es sobrino del embajador de los Estados Unidos de América. De acuerdo con la autopsia, el crimen se perpetuó utilizando dardos con veneno extraído de diferentes víboras mexicanas. El sospechoso parece vestir con un pantalón como los que usan los mariachis. Hay dos sospechosos: el hijo de un sastre, que encaja en el perfil del homicida por su aversión a los extranjeros y también porque en la sastrería hacían trajes de mariachi; y un mariachi trompetista que dio muestras de comportamiento xenófobo. Lamentablemente, un dardo envenenado alcanza al detective Barraza.