Sha observa que unos monzones de Bangladesh se acercan a Wawaland y alerta a los Wawies para que se preparen.
Los Wawies descubren a Sha bailando mientras observa a los humanos con sus gafalejos. Inspirado por la batería, Tok construye una con utensilios de cocina y, orgulloso, pide a Bow que le enseñe a tocar.
Sha ha visto lo bien que se lo pasa un grupo de niños en su propio huerto en un cole de Dinamarca y decide organizar un día en el huerto, pero parece que al único que le apasiona lo que está haciendo es a Opo.
Sha ha visto lo bien que se lo pasa un grupo de niños en su propio huerto en un cole de Dinamarca y decide organizar un día en el huerto, pero parece que al único que le apasiona lo que está haciendo es a Opo.
Wawaland sobrevuela Filipinas. Sha observa unas medusas con sus gafalejos cuando aparece un grupo de ellas. Bow y Tok sienten miedo de tan extraños animales.
Sha ha visto como se batia un récord en Senegal y ahora, Los Wawies quieren batir uno: mantener un balón en el aire hasta que llegue la hora de dormir, pero cuesta mucho estar coordinados y concentrados.
La nieve ha llegado a Wawaland, y todos los wawies están emocionados, especialmente Aca, quien disfruta haciendo esculturas de nieve. Sha anuncia que es hora de bañarse, pero Aca prefiere seguir jugando.
Los Wawies han decidido crear su propio grupo de música tras ver las hakas en Nueva Zelanda y le piden a Bow que les enseñe a tocar, pero él prefiere estar solo.
Sha observa a los humanos surfear en Hawai y aprende un truco que comparte con los Wawies, quienes quedan sorprendidos y lo felicitan. Bow, celoso, intenta superarlo con giros y acrobacias.
Sha observa un pastel hecho por humanos en México y se le ocurre a Opo y Aca crear la wawatarta, la tarta perfecta. Sin embargo, Opo y Aca no se llevan bien cocinando juntos.
Sha observa con tristeza la isla de plástico en el Océano Pacífico. De repente, un grito de Opo desde el lago alerta a los Wawies.
Sha observa cómo Wawaland cruza el desierto del Sáhara, y el bosque de Wawaland se convierte en una duna que permite que las plantas crezcan rápidamente por los nutrientes.
Sha ha visto algo con sus gafalejos que le ha asustado mucho, pero no quiere contarlo. Los Wawies, para animarlo, organizan un partido de fútbol como los humanos.
Sha observa que en Perú celebran fiestas de cumpleaños para disfrutar con sus seres queridos y decide hacer lo mismo: ¡baile, comida y diversión!
Sha ve las húmedas selvas del Amazonas y, de repente, Wawaland comienza a llenarse de animales exóticos y plantas exuberantes. Entre todos los animales, destacan unos monos reales abusones.
Sha ve a un grupo de niños jugando al escondite en Tailandia y, junto con los Wawies, decide unirse al juego. Sin embargo, solo Opo presta atención a la explicación de las reglas, y los Wawies cambian las normas a su gusto.
Sha observa que en la India celebran la llegada de la primavera con una colorida fiesta. Aca cree que los Wawies también deberían tener su propia fiesta de primavera con los animales de Wawaland alrededor del Gran Árbol en flor.
Sha está viendo el Carnaval de Río y llama a Aca para organizar una fiesta de disfraces. Aca llega con un disfraz que da miedo y se niega a cambiarse, ya que para ella una fiesta de sustos es más divertida que una simple fiesta de disfraces.
Sha descubre a través de sus gafalejos que los humanos organizan su día con algo llamado horario, lo cual le parece fantasmístiko. Este sistema les permite hacer todas sus tareas y aún tener tiempo para disfrutar con amigos.
En Groenlandia, Sha ve acercándose a Wawaland pájaros escribanos que vienen a anidar como cada año. Hoy es un día especial para Opo, que se emociona porque los escribanos aniden en el valle multicolor.
Tras ver la Fontana de Trevi, los Wawies construyen una fuente de deseos y piden cosas como volar, volverse invisibles o ser más fuertes para facilitar sus tareas. Sin embargo, al probar sus deseos, se meten en varios líos.
Sha descubre lo que es un superhéroe al observar la ComicCon en San Diego y decide convertirse en uno para ayudar a Wawaland, empezando con los Wawies.
Con sus gafalejos, Sha ve un coche japonés y, al describirlo, los Wawies sueñan con tener uno. Aca construye su propio coche, el Wawacar, y todos los Wawies lo quieren.
Wawaland está pasando por Australia y hay un viento perfecto para surfear en el lago, así que Bow quiere surfear junto a los arrecifes y aprovechar las olas, pero Opo no le deja porque, junto con las olas, ha llegado nueva fauna.
Wawaland está en París en San Valentín, y Sha decide hacer cartas para los Wawies, dibujándolos tal como los ve ella para explicarles por qué los quiere.
Sha observa a través de sus gafalejos cómo los humanos cuidan una plantación de arroz en Vietnam para enseñarle a Opo a hacer lo mismo en unos humedales con flores risueñas.