Conocemos las historias de personas cuya imprudencia al volante las llevó a la cárcel. Ninguna de ellas corresponde al perfil que algunos podrían esperar de gente que está en prisión. Son gente normal y corriente que un día tomaron una mala decisión al volante, provocaron un accidente grave y truncaron no sólo sus vidas, sino la de otras personas. Actualmente hay más de 1.300 personas en España cumpliendo penas de cárcel por delitos contra la seguridad vial. De hecho, más del 30% de las sentencias dictadas en España corresponden a este tipo de delitos. La mayoría por superar los índices de alcoholemia permitidos, conducir sin carné o por conducción temeraria. Todos los relatos comparten un elemento común: el peso de la culpa por el daño infringido y el arrepentimiento. Personas corrientes que, un día cualquiera, cometieron un error que cambió su vida para siempre.