Nach einem alten russischen Märchen.
Nach 20 Jahren Krieg kehrt ein Soldat nach Hause. Alles, was er noch besitzt sind drei trockene Kekse, die er auf dem Heimweg musizierenden und kartenspielenden Vagabunden schenkt. Dafür erhält er einen geheimnisvollen Zaubersack, der alles in sich hinein befördert, was der Soldat ihm befiehlt
From an early Russian folk tale.
A soldier returns from 20 years of war with nothing but three biscuits in his sack. Soon he must outwit devils, save a kingdom, and try to outwit death.
על-פי סיפור עם רוסי. חייל החוזר מן המלחמה מחלק את רכושו האחרון, ובתמורה מקבל שלוש מתנות.
Vojnik se vraća kući nakon 20 godina rata, s tri keksa u rancu. Na putu upoznaje tri prosjaka kojima daje kekse; u zamjenu jedan daje mu lijep zvižduk, jedan najveseliji ples, a posljednji, koji dobiva zadnji kolačić iako vojnik ostane gladan, za uzvrat mu špil čarobnih igraćih karata i ustajalu vreću koja ima moć namamiti bilo što u nju. Koristeći vreću, vojnik uspijeva uhvatiti jato gusaka, i tako se uspijeva nahraniti. Po dolasku do napuštenog dvorca kojim vladaju mali demoni, on ih pobjedi u igri kartama, osvojivši 40 bačvi zlata, a kad ga oni pokušaju ubiti, on ih namami uz obećanje da će ih pustiti ako obećaju da se nikada neće vratiti. Jedan mu se zaklinje na vjernost i njega ostavi u okovima. Brzo postaje bogat i slavan, jer je uklonio demone iz carskog dvora, ali mu je sreća kratkog daha, kada je njegov sin postane smrtno bolestan.
Basado en un cuento ruso, un soldado regresa después de 20 años de guerra con nada más que tres galletas en su bolsa. En el camino se encuentra con un mendigo que pide comida. Siendo el soldado muy generoso le ofrece una de sus galletas, el mendigo acepta y en agradecimiento le da una extrahordinaria habilidad para silbar.
Siguiendo su camino, el soldado encuentra un segundo mendigo, quien no le pide comida sino algo de compañía ya que se sentía solo. El soldado acepta y juntos se divierten haciendo música, el mendigo con un tambor y el soldado con sus extraordinarios silbidos. Después del buen rato, el soldado le regala al mendigo su segunda galleta.
Continuando su camino, encuentra un último mendigo que le propone jugar una mano de pócker con sus naipes. El soldado acepta y por un rato se divierte hasta que, luego de algunas manos, se da cuenta de que el mendigo no pierde ninguna. Finalmente, el soldado se rinde ya que le es imposible ganar una mano y comienzan a hablar y hacer bromas. El mendigo le dice que tiene hambre y el soldado ofrece compartir la mitad de la última galleta que le queda, pero antes de darle sólo una mitad siente un remordimiento y termina por darle las dos mitades.
El mendigo se da cuenta de que el soldado tiene un buen corazón y le regala su baraja de naipes con la cual, según él, nunca perdería una sola mano. Le regala también un viejo saco y le explica que cualquier cosa que desee tener sólo basta con decier el nombre de la cosa en voz alta y luego la orden "¡Entra en el saco!". El soldado no cree mucho en lo que dice el mendigo pero acepta ambos regalos y continúa su viaje a casa.
Pronto se encuentra en una laguna con hermosos ganzos y cisnes donde decide descansar. Curioso por aquel extraño regalo, ordena: "¡Ganzo, entra en el saco!" y rápidamente el animal entra en el saco donde pudo meter cinco ganzos más. Continúa con su viaje y llega a un pueblo gobernado por un rey, buscando un lugar donde comer