Alrededor de una cuarta parte de los hogares españoles son unipersonales. La mayoría viven con sus familias, comparten piso con compañeros o con su pareja. Pero ¿qué pasa cuando uno ya no quiere vivir en pareja? ¿Qué soluciones de vivienda existen tras una separación? Entre el 20 y el 30 por ciento de las exparejas siguen conviviendo a la fuerza, según sus abogados. Irse cada uno a una casa les resulta imposible: en las ciudades grandes los precios se han disparado. En las más pequeñas, no siempre es fácil encontrar trabajo y hay menos oferta de vivienda. Además, a la precariedad a veces se unen situaciones familiares muy difíciles que, sobre todo a las mujeres, les impiden marcharse.