Hace dos años, el Ever Given, uno de los mayores portacontenedores del mundo, puso patas arriba el comercio marítimo mundial cuando quedó atascado en el Canal de Suez. Medía tanto como un rascacielos y llegaron a compararlo con una ballena varada. Durante seis días taponó el paso de mercancías en un punto clave del planeta. Cada hora se perdieron 400 millones de dólares. Una historia fascinante que hoy sigue en los tribunales y que sacó a flore las carencias de un sector, el del transporte marítimo, bastante desconocido por funcionar alejado de tierra. Pero esos días demostraron hasta qué punto el comercio mundial depende de las rutas por mar y destapó en qué condiciones laborales viven muchos de quienes lo hacen posible.