El shock, el miedo, la tristeza, el agobio o la indignación. Son algunos de los motivos que dan los afectados por la dana que un mes después aún no pueden dormir con normalidad. Los expertos recomiendan que busquen asesoramiento psicológico y acompañamiento de sus más cercanos para pasar esta etapa que en algunos de ellos será de unas semanas y para otros puede acompañarlos mucho más tiempo. También aseguran que es muy importante que sean conscientes de que lo que les está pasando es perfectamente normal en estos casos, que no se sientan raros, porque algunos cierran los ojos y se les vienen episodios concretos del día de la riada, otros empiezan a pensar en lo que queda por delante, algunos a rumiar lo que vieron en la televisión o el último rumor de robo que han escuchado de sus vecinos y otros se preguntan por qué ha pasado esto o simplemente no son capaces de librarse de la tristeza que les provoca esta situación.