A pesar de que las universidades públicas españolas tienen protocolos propios contra el acoso sexual, estas medidas no son suficientes. La mayoría de los casos no se denuncian, y las sanciones para los acosadores suelen ser tardías o no llegan nunca. Por ello, muchas estudiantes se ven obligadas a convivir con el hombre al que acusan de haberlas acosado hasta el fin de la carrera u terminan optando por abandonar el ámbito académico. Paula Martín Peláez, sufrió acoso de segundo grado cuando era estudiante en la Universidad Complutense de Madrid, pero no dejó los estudios sino que decidió investigarlo. Consiguió un contrato pre-doctoral para elaborar su tesis en la que recopiló el testimonio de 28 personas que sufrieron acoso en la UCM por parte de alumnos o profesores y cuyas denuncias, en la mayoría de las ocasiones, quedaron en nada.