En España, la proliferación de los microcréditos rápidos ha generado preocupación por sus altísimos tipos de interés, que pueden llegar al 59.900%. Aunque ofrecen una solución inmediata para emergencias financieras, muchas personas se ven atrapadas en una espiral de deuda al no poder devolverlos a tiempo. Entre los clientes hay, por ejemplo, enfermos de ludopatía que los piden para seguir jugando. El Gobierno ya está planificando cómo incorporar una orden europea para limitarlos. Sin embargo: vamos tarde. Somos el único país de nuestro entorno que todavía no ha implementado esta regulación.