Mientras sigue bombardeando Gaza, el ejército israelí ha hecho lo que llevaba semanas anunciando: entrar en Rafah, el punto más al sur de la Franja, y el último refugio de los palestinos, que desde el 7 de octubre han ido desplazándose allí. Son casi un millón y medio de personas hacinadas a las que ahora Israel les exige huir sin darles una alternativa. La diplomacia sigue negociando una posible tregua, pero sin frenar a Netanyahu.