Daniel Noboa, presidente de Ecuador desde el 23 de noviembre ha declarado esta semana el estado de guerra en su país. No ha pasado ni dos meses en el poder y ya ha tenido que hacer frente a una situación para la que cuenta con el respaldo del resto de partidos. Ese apoyo da en parte la medida de la gravedad de una violencia que viene de antes. La chispa saltó el lunes 8 de enero, cuando Adolfo Macias Alias Fito, líder de una de las bandas más temidas, se fugó de una cárcel de Guayaquil, poniendo de manifiesto el poder desestabilizador que tienen criminales como él en Ecuador, un país que hace dos décadas vio emigrar a miles de ciudadanos por motivos económicos y hoy los expulsa también por la inseguridad.