Desde que murió su padre hace seis años, Fran vive obsesionado con la idea de vigilar a su madre controlando todos los aspectos de su vida, como su forma de vestir, su teléfono móvil, sus salidas o sus amistades. Su objetivo es impedir que ella rehaga su vida. La situación de represión es tan dura que ha puesto en peligro el trabajo de su madre.