DE TODAS las culturas del África subsahariana, las de Etiopía son las más antiguas y las más impresionantes, porque nos han dejado grandes monumentos y una historia escrita en una lengua antiquísima. El conjunto más sorprendente es el de Lalibela, donde hay que mirar hacia abajo para ver los edificios, que están excavados en el basalto rojo. O descender hasta ellos para ponerse a su altura. Cuando se entra en el conjunto de iglesias de Lalibela, sobre todo en una celebración religiosa, como el Día de Ramos –que presenciamos durante la grabación del documental–, te unes a un río de gente envuelta en togas blancas que te acoge respetuosamente, como si fueras uno más entre la multitud de creyentes. Nada parece haber cambiado allí en siglos. Todo es auténtico, sincero, puro. Nadie es un turista en Lalibela. El mejor consejo para el extranjero es este: callar, mirar, sentir. Descalzarse, ser humilde.
En Argentina y Paraguay, los Guardianes de la Historia viajan en busca de la utopía con la que los jesuitas soñaron en tierras guaraníes a través de sus bellas misiones. En 1609, la Compañía de Jesús llegó a tierras que hoy pertenecen a Brasil, Argentina y Paraguay para evangelizar a los indígenas. Allí eligieron lugares cercanos a las cataratas de Iguazú para crear treinta comunidades en las que durante más de siglo y medio desarrollaron una increíble educación, música y arte, mezcla de dos culturas: la guaraní y la jesuítica. El programa comienza con un viaje en autobús en el que Arsuaga va leyendo Utopía, un libro de un hombre que perdió la cabeza (literalmente, porque se la cortó Enrique VIII): Tomás Moro. El patrimonio cultural del mundo está amenazado. Algunos de los tesoros más valiosos que hemos recibido en herencia están en peligro de extinción. A veces los culpables son la guerra y el totalitarismo. Otras, el dinero y la ambición. Pero también la naturaleza, el olvido, el paso del tiempo. Pero a lo largo de la historia, ha habido muchas personas dispuestas a poner sus vidas en peligro para defender esos tesoros. Programa a programa, los tres héroes de los Guardianes de la Historia irán completando las páginas de este libro audiovisual.
Los Guardianes de la Historia recorren la ciudad romana más enigmática: Pompeya, que se conserva prácticamente intacta desde que el Vesubio rugió sobre ella. La ciudad tenía 90 bares, 33 panaderías y 25 prostíbulos. Son algunos de los datos que nos descubren el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, la periodista Nira Juanco y el director de cine Santiago Zannou. El patrimonio cultural del mundo está amenazado. Algunos de los tesoros más valiosos que hemos recibido en herencia están en peligro de extinción. A veces los culpables son la guerra y el totalitarismo. Otras, el dinero y la ambición. Pero también la naturaleza, el olvido, el paso del tiempo. Pero a lo largo de la historia, ha habido muchas personas dispuestas a poner sus vidas en peligro para defender esos tesoros. Programa a programa, los tres héroes de los Guardianes de la Historia irán completando las páginas de este libro audiovisual.
En Perú, a los Guardianes de la Historia no sólo les esperan las ruinas de dos antiguas civilizaciones, los mochicas y los chimú, sino las emocionantes historias de quienes luchan por conservarlas. Hubo un pueblo que vivió durante los primeros nueve siglos de nuestra era en el norte de Perú, en una franja desértica entre el mar y los Andes. Desarrollaron grandes asentamientos urbanos, en los que levantaron templos escalonados hechos de adobe, en forma de pirámides truncadas. Cada cierto tiempo, y esto es de lo más curioso, rellenaban con bloques de adobe los patios y espacios abiertos, con mucho cuidado para no dañar la colorida decoración de sus paredes, y construían una nueva pirámide sobrepuesta a la anterior. 'Los Guardianes de la Historia' nos conducen a la llamada Huaca de la Luna, en el valle del río Moche, cerca de la ciudad de Trujillo, donde se han encontrado los esqueletos de los sacrificados a los dioses. Pero este solo es un aspecto de la cultura moche, o mochica. Hay muchas más cosas que contar de una sociedad que fue esencialmente pacífica, ordenada y próspera. El patrimonio cultural del mundo está amenazado. Algunos de los tesoros más valiosos que hemos recibido en herencia están en peligro de extinción. A veces los culpables son la guerra y el totalitarismo. Otras, el dinero y la ambición. Pero también la naturaleza, el olvido, el paso del tiempo. Pero a lo largo de la historia, ha habido muchas personas dispuestas a poner sus vidas en peligro para defender esos tesoros. Programa a programa, los tres héroes de los Guardianes de la Historia irán completando las páginas de este libro audiovisual.
Un lugar visitado por millones de personas sufre sin ninguna duda un gran desgaste físico, así como una transformación completa de los hábitos y de la economía de la sociedad a la que pertenece el monumento. Todos desearíamos ser los únicos en disfrutar del tesoro, pero eso no es posible, salvo que se sea su descubridor. En el caso de la ciudad de Angkor, los primeros occidentales en visitarla fueron misioneros portugueses y españoles en el siglo XVI (la primera noticia impresa de “una gran ciudad en el reino de Camboya” la da en 1601 Marcelo de Ribadeneyra). Para cuando llegaron los arqueólogos franceses en el siglo XIX, la ciudad llevaba siglos despoblada y a merced del apetito de la selva, y solo algunos templos permanecían en uso. Por alguna misteriosa razón, la fantástica Angkor, que tuvo una extensión y una población increíbles en su larga época (coincidente en el tiempo con el periodo de nuestra Reconquista), había sido abandonada a mediados del siglo XV, cuando la capital se trasladó a Phnom Penh.
Los Guardianes de la Historia llegan a Granada para conocer, a través de sus habitantes, su música y su forma de vivir, dos lugares patrimonio cultural de la humanidad: la Alhambra y el Albaicín. El patrimonio cultural del mundo está amenazado. Algunos de los tesoros más valiosos que hemos recibido en herencia están en peligro de extinción. A veces los culpables son la guerra y el totalitarismo. Otras, el dinero y la ambición. Pero también la naturaleza, el olvido, el paso del tiempo. Pero a lo largo de la historia, ha habido muchas personas dispuestas a poner sus vidas en peligro para defender esos tesoros. Programa a programa, los tres héroes de los Guardianes de la Historia irán completando las páginas de este libro audiovisual.