Miguel Cortázar no es capaz de enderezar su vida. Hay cosas que no han cambiado desde que perdió la memoria, como su relación con Paula que, cansada de fingir un matrimonio feliz, le pide el divorcio y la custodia de Claudia, algo que don Vicente no está dispuesto a permitir. Mientras, los Reverte intentan por todos los medios mantener el contrato con los almacenes Agüero. Para eso necesitan comprar las tierras del Tuerto, tierras que no están en venta… Pero si hay algo que Raúl ha aprendido de su familia es conseguir lo imposible. Aunque para ello tenga que seguir los pasos del antiguo Miguel.