Tras la renuncia de Alejandro a la columna de Madame Monamour y la estocada final de Ester poniendo al descubierto su fuente de inspiración, Cristina se debatirá entre no darle demasiada importancia o terminar con él definitivamente. Gracia, mientras tanto, hará lo imposible para hacer pasar por debajo de la mesa su engaño aunque a Guillermo no le agrade para nada eso de llevar cuernos. Y quien recibirá una cucharada de su propia medicina será Pamela el día de su boda con Eduardo, su conejito infiel.