Jaime y Soledad deciden marcharse a un lugar para encontrar algo de paz: escogen Melgar y allí consuman su amor en una noche romántica. Más adelante, al regresar a su casa, Jaime es abordado por su madre, quien le reclama por lo sucedido. A raíz de esto, el joven le confiesa que ama a Soledad. Pero Graciela recibe otra mala noticia pues se entera de la expulsión del seminario de Mariano.