Sin permiso de su madre, Jaime saca elementos de su casa, entre ellos unos zapatos, y se los regala a niños de la calle. Días más tarde, Jaime se gradúa como bachiller y queda gratamente sorprendido al ver allí la presencia de Soledad quien estaba distante desde que dio punto final a su relación. Al tiempo, Jaime es premiado por su labor como educador en el colegio y recibe otro galardón.