MÁRTIRES ENJOYADOS Las historias de los mártires cristianos enjoyados se remontan al siglo XIV, cuando se descubrieron las catacumbas romanas donde estaban enterrados miles de ellos. Esqueletos que pertenecían a los primeros cristianos, enterrados de forma ritual en las hornacinas; algunas de ellas conservaban la sangre de los muertos en copas. La Iglesia aprovechó el hallazgo para publicitar las reliquias de los difuntos con renombre. San Maximus se encuentra en Bürglen, en Suiza, y forma parte de todos esos esqueletos que salieron de las catacumbas romanas rumbo al resto de Europa para apoyar la idea de un más allá cristiano en el siglo XIV. La historia de San Maximus dice que es capaz de trasmutarse en un gato blanco que a día de hoy suele rondar la iglesia donde se encuentra justo antes de que algo reseñable suceda. San Benedictus es otro de los esqueletos mártires que cuentan con una historia prodigiosa. En este caso, según la leyenda, tenía la capacidad de hacer sanar y resucitar a los niños que tan frecuentemente morían en la Europa del siglo XV. Santa Munditia, que se encuentra en Munich, tiene como función encontrar marido a quienes se acerquen hasta ella. Y una historia, para terminar, que hace avergonzarse a la Iglesia por el lujo y las joyas: la de San Cronatus, un obispo de Nicomedia, cuyo martirio fue ser arrastrado por toda la ciudad con finas cuerdas y decapitado. Le pusieron hasta pelo humano. EL ENTIERRO DEL DR. KONJEVIC Una familia de Torrent, en Alicante, se dirigía a visitar una tumba de un familiar recientemente fallecido. Paseando por el camposanto de la localidad, escucharon golpes en uno de los nichos. Con el susto, preguntaron si había alguien dentro, y volvieron a escuchar ruidos. Lo pusieron en conocimiento del enterrador, aterrados, pero el operario no quiso hacerles caso, aunque les comentó que había enterrado allí a alguien esa misma mañana. Lejos de darse por vencidos, llamaron al 112 y los familiar
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Iker Jiménez | Director |