Tras un pasado juvenil en la Falange, el salto político de César Román ya está aquí. Se presenta a alcalde, a jefe de correos, a jefe de policía nacional, al de la municipal. Fracasa, como suele sucederle después de los primeros momentos de éxtasis, pero no se arredra. Sueña con un partido ultraderechista, El Rey del Cachopo era un visionario, un adelantado a su tiempo. Sin embargo, aquello, como casi todo en su vida, acabó mal. Deudas, huida hacia adelante, escapatoria.