Tras concluir un largo toque de queda en Kiev, Mikel Ayestaran ha podido visitar el norte de la capital ucraniana, una de las zonas más castigadas por los ataques de Rusia. Allí se ha encontrado con una seguridad intensificada por parte de las fuerzas ucranianas, pero también un "rugido de la artillería" que no había escuchado de forma tan intensa en las últimas semanas.