A comienzos del siglo III Roma está en crisis. Asolada por la guerra civil y las invasiones extranjeras, Roma se enfrenta ahora a un desafío mayor, la nueva religión del Cristianismo. Cuando los bárbaros godos atacan las fronteras del imperio y los traidores se alzan contra el Emperador Filipo, el general Decio, hombre de toda confianza, culpa a Filipo de ser indulgente con los cristianos. Sin embargo, Decio se convierte pronto en un traidor también y se enfrenta a Filipo en combate y consigue la corona para sí mismo. Como emperador, Decio trata de ganar otra vez el favor de los dioses paganos y las primeras víctimas de su reinado son los cristianos. Sin embargo, la ira de los dioses no hace sino continuar, ya que se desata la peste y los godos lanzan invasiones a gran escala dentro del Imperio. Decio y su hijo Herenio se ven obligados a enfrentarse al rey godo Cniva, en una batalla mortal en la que por primera vez un emperador romano morirá luchando contra los bárbaros. Desgraciadamente para el Imperio Romano, no será la última.