Maria Zahara Gordillo Campos parece embarcada en un viaje vital vibrante, abierto, arriesgado. Una especie de reconstrucción valiente y cantada que sana también a quien la escucha. Para intentar ir a la raíz de quién es Zahara hay que volver a Úbeda, en Jaén, el lugar donde creció, y pedirle que baje.