En este punto del viaje, nos detenemos para mirarnos en el espejo. Por la exposición a la que estamos sometidas, de alguna forma u otra, nosotras siempre nos estamos asomando al espejo. A veces, nos gusta lo que vemos; otras, no tanto. Lidiar con las inseguridades no es nada fácil, pero por suerte, la terapia puede brindarnos grandes herramientas. Es inútil esperar que alguien nos quiera si no somos capaces de querernos primero a nosotras mismas.