Joaquín Reyes tiene cuatro armarios empotrados llenos de ropa. Muy llenos. Tanto que, cada vez que hace limpieza, tarda un día entero y acaba en la cama con fiebre. En esos armarios hay zapatos, pantalones, camisas, ropa interior… Y muchísimas americanas. No tiene ningún chándal, eso sí. Ahí está la línea roja. Jaime de Marichalar abrió el camino y Joaquín Reyes pretende continuarlo para que el dandismo prevalezca.