Alba Flores tenía un placer culpable: la comida basura. Pero también le apasionaba luchar por causas justas. Y claro, el medioambiente y la comida basura no se llevan bien. Por eso decidió hacerse vegetariana. Entonces descubrió que el veganismo también le apasionaba. Y también hacer la compra de una manera justa. Y comer rico. Y sano. Pero descubrió la comida basura vegana. Y el placer culpable, se convirtió en placer sólo un poco culpable.