A cualquiera a quien imputasen un crimen que no ha cometido, estaría dispuesto a hacer lo que fuera por demostrar su inocencia. El jefe de la Unidad 7 de la Policía Judicial, el agente Corso está, precisamente, en esta tesitura. En esta última entrega de la serie policíaca, Mario y Molina se preparan para una detención. Mario piensa que no hará falta disparar. Quienes los esperan atrincherados son Corso y Mateo, su padre. Ninguno de los dos está dispuesto a entregarse y todos sacan sus armas. Tres meses antes, Corso y su padre, en el lugar donde explotó el coche de Mateo, deciden simular su muerte colocando pruebas falsas en el cadáver calcinado de Charly Camacho. Hoy, Mateo ha encontrado el modo de recuperar una grabación que demuestra la culpabilidad de Gironella y acude a Corso para que le ayude.