Rocío hace un repaso del verano y de las novedades en el centro escolar para el próximo curso: Charo y Tomás se han marchado, llega Marisa, la nueva profesora de Literatura y amor platónico de Félix en su juventud. Luismi graba, con ayuda de César, un vídeo en el que los más jóvenes relatan sus aventuras del verano. Valle vuelve sin Quimi, que se queda en Amsterdam de "okupa". Cuando éste regresa todos le reciben como un héroe y él cuentan sus hazañas como si fueran algo increíbles. Lo que ha vivido ese verano ha sido tan intenso que no sabe si volverá a estudiar. Cuenta a Valle que ha conocido a alguien, Richi, con el que está alucinado, y que le ha prometido trabajo. Esteban es un chico invidente que se incorpora a la clase de Arancha. El colegio se acondiciona para recibirle: se pintan algunas zonas, los letreros se escriben en braille, colocan bandas rugosas en el suelo... Sin embargo el joven, no se adapta. Hace continuas interrupciones en las clases de Marisa, que acaba expulsándole: no está dispuesta a ceder hasta que el chaval no se enmiende. Mientras Félix intercede ante Marisa, Arancha y César piden al joven que se deje de jueguecitos. Esteban reconoce que su ceguera es reciente y que aún no la ha asumido. Más tarde provoca que unos botes de pintura caigan sobre Marisa. Ésta decide poner fin a la situación y habla con él amigablemente. Rocío no se puede permitir pagar los libros de Lolo, (que ya está en la clase de los mayores con Gustavo). Alfredo se ofrece a prestarle los de Bego. Sin embargo, Lolo no quiere usar libros viejos y Bego no está dispuesta a cedérselos. Los dos niños, ayudados por Emilio, reúnen dinero para comprarlos, pero no es suficiente, así que deciden robarlos en El Corte Inglés y son descubiertos. Tras la bronca familiar, aceptan la situación: Lolo usará los libros de Bego y, para el próximo año, se organizará un mercadillo con los libros usados. Se produce un tenso reencuentro entre Al