Raquel viajará a Camboya para colaborar en un proyecto de la ONG Global Humanitaria como ayudante en un plan de vacunación infantil. Allí conocerá a un niño camboyano, Bourey, con el que la doctora sentirá una especial empatía. Dos días más tarde, el niño no acudirá a su cita médica y Raquel se enterará de la terrible situación de muchos menores y su relación con pederastas de diversas nacionalidades que acuden al país para aprovecharse de las circunstancias de pobreza e impunidad. Con ayuda de la organización Proyecto Protect Camboya y un cooperante de Global Humanitaria, Raquel se adentrará en los barrios más pobres para intentar destapar uno de estos casos.
Por otro lado, en el Central Manuela recogerá sus cosas, ya que la dimisión es irrevocable. Vilches es el que más ha batallado en su contra y por eso se sentirá culpable de su marcha, que no desea, pero no se atreverá a decírselo.
En el ala de privados del Central ingresará Francisco Marquina, presidente de la Fundación, para colocarse un marcapasos. No desvelará su identidad, ya que quiere conocer de primera mano el estado del centro y, además, si sus previsiones se cumplen, proponerle a Manuela una tentadora oferta para que no se vaya.
Mientras, Gimeno no podrá olvidarse de Lai, la joven china cuyo padre murió en el Central. Se presentará en el restaurante y se hará el encontradizo con ella. Pero al día siguiente, Lai será la que acuda a buscarle al hospital y Gimeno se pondrá tan nervioso que sufrirá un desmayo. Después de unas horas vigilando su tensión, Gimeno se dará cuenta de que lo suyo es una enfermedad muy común: está enamorado. Y la primera medida para sanarse consistirá en ir a ver a Lai y decírselo.