Gracias a su hijo Casper, un inútil aprendiz de secuestrador, Vladimiro conoce a Napoleón, el inescrupuloso dueño de un parque acuático que se ha ganado muchos enemigos y muy peligrosos.
Mientras Vladimiro se encierra en el búnker junto a Napoleón, en Aquamundo las calamidades no tienen fin.
Oleg pierde la paciencia y toma medidas extremas. Los detectives Aguirre y Cólera desestiman las sospechas de su colega Santacruz sobre Panda X, pero su cabeza más visible tiene un vínculo inesperado con el secuestro.
Mientras Rufus presiona a los coreanos para alistar la bomba, Vladimiro impide que su hija logre abrir el búnker.
Napoleón le hace una contrapropuesta a Maya y una oferta equivalente a Vladimiro, quien no lo toma nada bien. Mientras tanto, en Aquapark, la rivalidad entre Krakens y Naricitas llega al límite.
Mientras las rencillas entre los secuestradores continúan, Napoleón toma el control del búnker.
Oleg encuentra a Napoleón, y Vladimiro tiene que tomar una decisión: ¿su tranquilidad... o su familia?
Con la bomba atómica a punto de estallar, la policía se disputa el mando de la operación de rescate de rehenes, Oleg lleva a uno de sus hombres al límite y Amparo revive el amor que alguna vez sintió por su esposo.