Belén desquita ante Simón todas sus frustraciones desahogando junto a él las injusticias cometidas en su contra para olvidar por completo su enojo y los celos que Isabela siente por saberla importante en la vida de Simón. Entre tanto Manuelita inspira a Wenceslao a pensar en voz alta mostrándose preocupado por el futuro y estabilidad de sus tres hijas además de hacer partícipe a su difunta esposa Manuela de sus tribulaciones de padre. Tras imponer su decisión en el centro de estética al negarse a aceptar a Belén como otra empleada del lugar Rodrigo se toma la molestia de conocer los sentimientos que su decisión le producen a Amanda, invitándola a boxear con él.