Ser falso no es tan fácil. Ojalá. Hay que falsear muy bien o, si no, no cuenta. Para ser un buen falsario hay que conseguir que los demás crean que eres auténtico, más auténtico aún que alguien que de verdad lo sea. La pera. La falsedad es un arte, un don, un elogio ejemplar y objetivo que algún mentiroso, mira tú, ha transformado en insulto. En nuestra búsqueda de lo cierto hemos descubierto que las verdaderas trolas, al contrario que la realidad, nunca son decepcionantes. Eso y que hace muchísimo calor, claro. Así que dadle al play y disfrutad de nuestras falsedades (que son todas de verdad), porque... ¡Aquí hay dragones!Así que lánzate al play, dale suave con el dedito y permite que, excepcionalmente, algo bueno te ataque por la espalda, porque... ¡Aquí hay dragones!