Luna continúa con César pero, a la hora de la verdad, se ve superada y abandona el acto. No puede hacerlo. Alberto, lógicamente, se siente muy decepcionado. La práctica ha podido con la teórica y las buenas intenciones. Luna intenta hablar con Lucas, pero éste anda agobiado con los hijos y no puede atenderla. Con Gonzalo aún en coma, Luna se vuelve a sentir sola y perdida. Una llamada de doña Úrsula aún le complica más la vida. Le ofrece dinero a cambio de retirar la demanda contra Manuel. Es una tentación, pero Gonzalo no se merece que su agresor salga impune. Luna habla con su madre e intenta tantearla para obtener dinero y poder pagar las deudas que ha contraído pero, finalmente, no lo hace. Luna está hecha un mar de dudas hasta que ve por televisión la secuencia que Gonzalo grabó para la serie y que ensayó con ella misma poco antes de hacer el amor. Habla con Marisa y la convence para pagar ella el tratamiento aunque de cara a la madre de Gonzalo digan que es Marisa quien lo hace. Luna vuelve a casa de César a acabar lo que no pudo la noche anterior. Pese a que ella finge, es evidente que César se ha quedado prendado de la joven. En paralelo, Laura recibe una oferta de trabajo muy suculenta, pero debe irse a Barcelona a vivir un año. El ofrecimiento sería un bombón para cualquier abogado, pero ella declina la invitación por poder seguir al lado de su amor secreto: Alberto.