Laura y Alberto se topan al volver al bar con el desastre y llevan a la pareja a un hospital donde Rocío, la doctora, se ocupa de ellos. Luna descubre con horror que Manuel no se ha limitado a marcarle la cara sino que le ha escrito en las mejillas una palabra: "puta". Gonzalo permanece en coma. A la familia se le rompe el corazón. Sobretodo a Mireia que no puede creer que el hombre al que ama, al que ha estado amando en secreto, a espaldas de su hermana, sea capaz de una atrocidad así. Pero, Luna lo deja muy claro cuando se recupera y le denuncia a la policía. Todos quedan afectados por la brutalidad del acto, incluso César, un arquitecto famoso, pasto de las revistas del corazón, que conoció a Luna en el capítulo anterior y que, de alguna manera, quedó tocado por sus encantos. Manuel se esconde en la Solana, una casa de campo que su madre le regaló y que formará parte del complejo urbanístico que proyecta ilegalmente. Pero, será la propia Mireia, pese a que su hermana no quiera perdonarla ni dejarse ayudar por ella, la que desvele su escondite a la policía. Manuel es detenido entre maldiciones y el arrepentimiento de haber mantenido una relación con la mujer que le acaba de delatar.