Olga y José pierden a su hijo a las pocas horas de nacer. Para mitigar el dolor, Olga decide volver a trabajar, encontrando pega en el fundo de don Amador, como niñera de su nieto. Olga se encarga además de amamantarlo, ya que la madre del pequeño no tiene leche materna. Poco a poco se va generando un lazo muy fuerte entre éste y su cuidadora, especialmente cuando Olga vaya descubriendo cosas insospechadas a través de sus sueños.