Abril ayuda a Rocío a entrar en el mundo de los muertos. Una vez allí, ve a su hijo, desaparecido 30 años atrás. Martín se ha perdido en el bosque. Mientras la bruja y meiga hacen frente a la Santa Compaña, él tendrá que apañárselas solo. Lo que Rocío no puede quitarse de la cabeza es que su padre era uno de los caminantes.