Mientras el hijo de la familia sopla las velas sobre su torta de cumpleaños, un sacerdote acusado de colaborar con la resistencia escupe y se retuerce de dolor por culpa de la tortura imparable concretada en la casa de Mary & Mike. Papá electrocuta al cura, mamá baila con una copa de pisco en la mano. Las cosas marchan bien para el dúo de asesinos: tienen la mejor casa de la zona, Mary empieza a destacarse entre sus compañeros de taller de escritura y Mike promete en la Dirección de Inteligencia Nacional. Él ve la oportunidad de crecer con un trabajo fuera del país. Ella está lista para conseguir que el resto los mire como una familia feliz.
Predicar con el ejemplo es la clave para la dictadura y el General Sarmiento tiene un plan: asesinar al ex jefe del Ejército exiliado en Buenos Aires. Matar a Prats es clave para desmoralizar a los enemigos y un baño de sangre, el bautismo ideal para Mike y Mary. El "gringo" quiere demostrar que tiene lo necesario para realizar el atentado más extremo, mientras la escritora aprovecha el viaje para ponerse en contacto con un viejo amor. Sexo y traición siempre fueron compañeros inseparables.
Mary agarra un premio con las dos manos y agradece. Un cuento suyo se llevó un trofeo y el periódico nacional le pone una grabadora delante de la boca: Mary está en éxtasis. En casa, reciben la visita de Carlo di Mantova, un italiano libertino con la tarea de coordinar en Roma el atentado contra Bernardo Leighton. La idea de la DINA es usar el gas sarín, pero la idea de Di Mantova es pegarle un tiro y quedarse con el gas. El italiano falla y Leighton sobrevive. Para Mike las cosas se complican aún más cuando el novio de Cony descubre la doble vida del estadounidense. Y hay una sola forma de solucionar esto: adiós al enamorado de su hija. Mike, contrariado, encuentra asilo entre las piernas de la Teniente Lagos.
Dos cubanos anticastristas llegan a refugiarse en la casa de Mike y Mary con un currículum impresionante: acaban de explotar un avión cubano en pleno vuelo. Aunque son viejos colegas, a Mary no le hace muy feliz hospedar a estos dos hombres tan peligrosos como libidinosos. Y encima Cony dando vueltas por la casa. Rápidamente, los cubanos empiezan a generar una serie de problemas y desde la cúpula de la DINA le dan a Mike una orden clara: debe entregar a uno de ellos al FBI para que las cosas no se salgan de control. Mary se acerca demasiado a un compañero de su taller literario, mientras éste se acerca a un final violento. Cony, apenada por la ausencia repentina de su novio, empieza a relacionarse demasiado con el oscuro Aqueveque.