Convencida de que Álvaro le dio plantón en la cena, Bea decide pedirle explicaciones y cuando se da cuenta del malentendido se queda muy deprimida. Todos en la empresa tratan de animarla, incluido el propio Álvaro, que ignora, como todos los demás, que él es la causa de la decepción de la secretaria.
Álvaro espera que Bárbara haya hecho su trabajo pero se encuentra con que no sólo no lo ha empezado sino que no tiene ni idea de cómo hacer un plan de viabilidad. El director de Bulevar 21 se da cuenta de que se va a convertir en el hazmerreír de Diego y de los accionistas si no presenta ese plan ante la junta.
Álvaro pega por accidente un puñetazo a Bea que iba dirigido a Diego. La discusión que esto provoca entre Álvaro y Cayetana trae cola. Álvaro le pega un puñetazo a Bea sin querer y ésta pierde el conocimiento. El puñetazo iba destinado a Diego, lo cual provoca una discusión entre Álvaro y su hermana.
La llamada de Sandra ensombrece la alegría que ha supuesto para Álvaro la concesión del crédito de diez millones de euros. Al comprobar que la llamada procede de las oficinas de la revista, y consciente de la amenaza que representa la aparición de su futura cuñada, Álvaro intenta localizarla antes de que lo haga Diego.
Bea apenas puede reprimir los nervios ante la expectativa de reencontrarse con Don Álvaro tras el beso en el ascensor. Sin embargo, el joven casi ni se acuerda del asunto y se centra en otras cuestiones Álvaro se centra en otras cuestiones como deshacerse de Bárbara, que sigue “acoplada” en su casa; en Cayetana, que parece cada vez más enamorada de Carlos y en la dichosa empresa ficticia, que sólo requiere la firma de Bea para comenzar su andadura. Por otro lado, Richard tampoco ha empezado el año con buen pie y Chusa recibe la noticia de que Jota ha sido despedido.
El requerimiento notarial que obliga a Álvaro a mostrar los libros de contabilidad a Diego hace que Bea tenga que improvisar una salida inmediata si quiere evitar que se descubran los extraños movimientos de capital a la empresa ficticia. Por otro lado, Bárbara cada vez está más convencida de que Sandra esconde algún turbio secreto y no duda en hacer lo que sea para desenmascararla, incluso robarle el bolso. Esto resulta el colmo de los colmos para Sandra, que empieza a plantearse la posibilidad de destapar su verdadera identidad. Por último, Chusa recibe con gran alegría la noticia de que Gutiérrez pretende retomar la relación con Beckham.
Álvaro asiste a un concierto con Cayetana a escondidas de Bea. Sin embargo, el director de la revista promete a la fea que regresará pronto para ayudarla a terminar el libro de cuentas... pero no volvió. Álvaro tiene la oportunidad de asistir a un concierto con Cayetana, por lo que inventa una excusa para poder marcharse de Bulevar 21 y le promete a Bea que regresará cuanto antes para terminar juntos el libro de cuentas para Diego. Con la ilusión de que Álvaro va a volver, Bea se queda trabajando en la revista hasta muy tarde y finalmente se queda dormida en el despacho. Cuando el director se da cuenta por la mañana de que se olvidó de su secretaria, Gonzalo le aconseja fingir que también él pasó la noche allí. Mientras, Bárbara sigue sus investigaciones para desenmascarar a Sandra y recurre a Gutiérrez. Éste comienza a investigar por su cuenta, pero desiste al descubrir que Sandra tiene demasiada información acerca de sus andanzas en un club de carretera. Por su parte, Beckham ha hecho un dibujo para Gutiérrez para que lo cuelgue en el despacho, pero Chusa se resiste a dárselo tras enterarse por boca de Geli de que Gutiérrez tiene prohibido mantener la relación con su hijo.
El batallón descubre el oscuro secreto de Sonsoles, que no es otro que una hija abandonada a una tierna edad y que ahora la busca desde un programa de televisión. Las feas deciden actuar, llamar al programa y poner a ambas mujeres en contacto. Bárbara, por otro lado, está convencida que el oscuro secreto de la chacha es otro y se queda de una piedra cuando, al seguirla, la ve entrar en casa de...¡Sandra de la Vega! Por su parte, Álvaro se aplica a fondo en su papel de seductor, tras sentirse culpable por haber dejado a Bea abandonada toda la noche haciendo los libros de cuentas falsos de la empresa b. Gonzalo le mete caña para que se aplique y mantenga contenta a Bea, tiene que compensarla de alguna manera. Álvaro finalmente decide invitarla a comer. La comida está a punto de truncarse pues Cayetana, azuzada por el celestineo de Titina, decide lanzarse a al piscina e invitar a comer a Álvaro. Pero éste rechaza la propuesta para hacerle ver a Bea que ella es más importante que su ex. En el fondo tanto Cayetana como Álvaro han mantenido conversaciones con Titina por separados en los que les intenta abrirles los ojos y hacerle ver que siguen enamorados el uno del otro.
Álvaro anda con la mosca detrás de la oreja. El director de la revista cree que su secretaria oculta algo. Cosa que parece confirmar cuando Bea decide llevarse la documentación de Bulevar 21 a su casa. Cuando Bárbara abre la caja de la documentación la encuentra vacía. La razón es que Bea, precavida donde las haya, ha llevado la carpeta a su casa por lo que pudiera pasar. Sin embargo, este movimiento dispara las sospechas de Álvaro, que cada vez está más convencido de que la secretaria oculta algo. Gonzalo aprovechará entonces una cena en casa de los Pérez con Álvaro, Bea, Carmelo y Santi para tratar de recuperar la documentación sin ser visto por nadie. Entretanto, Richard intenta arrancar a Bárbara de las garras de Diego; Chusa continúa desempeñando su labor caritativa con Gutiérrez y Paula recurre a Benito para localizar a su madre en Internet, lo que, como no podía ser de otra manera, acaba poniendo al becario en una difícil situación.
Las sospechas de Álvaro hacen que Gonzalo busque por la habitación de Bea la documentación de la empresa fantasma. Ante la posibilidad de ser visto, el director de publicidad de la revista se ve obligado a pasar la noche debajo de la cama de la fea. La llegada de Bea y Carmelo a casa antes de tiempo obliga a Gonzalo a ocultarse debajo de la cama de la secretaria para no ser descubierto. Lo que parecía una solución de emergencia se convierte en una auténtica pesadilla porque, a pesar de todos sus intentos por salir, el joven se ve obligado a pasar allí la noche y gran parte de la mañana. Álvaro, incapaz de localizarle, se queda muy preocupado y teme que le hayan cogido con las manos en la masa. Entretanto, Paula y Sandra intentan recuperar las maquetas de Benito después de habérselas estropeado, para lo cual no se les ocurre mejor idea que reformatear el disco duro de su ordenador. Cuando a la mañana siguiente éste es presa de un ataque de pánico al comprobar el tremendo desaguisado, Santi decide ayudarle pero acaba siendo peor el remedio que la enfermedad. Mientras, Bárbara está convencida de que Bea ha descubierto que fue ella la ladrona de la llave de seguridad y alerta a Diego. Éste concibe la malvada idea de dejar la llave en la mesa de Santi para así dirigir las sospechas hacia él y para abrir una brecha en la amistad que le une con la secretaria.
El embarazo de Adriana hace que la joven anule su viaje y vuelva a pedir trabajo como mensajera en el edificio Garcilaso, aunque tenga que ingeniárselas para esquivar a Diego, al que aún no quiere contar nada de lo que está sucediendo. Tras enterarse del episodio del montaje, Ángel decide declarar una guerra sin tregua a Tania, a la que considera una mentirosa y una traidora. Entretanto, Lolo, que sigue enfadado con Marta, se desespera cuando descubre que sus padres han acordado que compartan, no sólo las clases de inglés, sino todas las demás horas lectivas.
Adriana decide no contarle a Diego que está embarazada y se inventa una excusa para justificar que no se ha ido de viaje. El joven interpreta que todavía tiene una posibilidad con ella y se ilusiona, pese al empeño de Richard de que profundice en su relación con Esther, la marchante de Arte. Lolo se niega a volver a dar clases con Marta y su madre le propone que, si aprueba un examen que ella le haga, podrá estudiar por su cuenta. El problema es que Richard le necesita para poner en práctica su plan de acercamiento Diego-Esther.
Diego sucumbe al influjo de la arrolladora Esther y, espoleado por Richard, decide darse una oportunidad: ya es hora de olvidar a Adriana. Irónicamente, Adri lo tiene más presente que nunca: se da cuenta de que sigue tan enamorada como el primer día y lo busca para decirle que está embarazada y que quiere que vuelvan a ser pareja. Para su desgracia, se topa con la escena más devastadora: Diego en brazos de Esther.Tania, inocente y ajena a las intenciones de Eusebio Lázaro, se prepara con ilusión para acudir a su fiesta.