En el matrimonio de Augusta y Carlos, María Elsa sucumbió a las sospechas de su amiga y le confesó que estaba embarazada de Camilo, generando la angustia en la recién casada, quien le expresó su pesar y le reiteró su versión de que el padre de su hijo había intentado abusar de ella. Tras la celebración, los novios emprendieron rumbo a su luna de miel, por lo que Horacio se acercó a ellos y les dio una amarga despedida, que no pasó desapercibida a los ojos de su padre y no le quedó más remedio que confesarle que estaba perdidamente enamorado de Augusta. Ángela entró a la oficina de Armando y tras una breve conversación ambos terminaron besándose. Lamentablemente, en ese momento entró a la habitación María Elsa y el padre Reynaldo, quienes los sorprendieron in fraganti.